lunes, 27 de octubre de 2008

Soy de los lunes


Soy la puta de los lunes, la que sirve de sabana blanca donde se limpian los hombres el semen de los domingos, donde se secan las mujeres las mentiras de entre semana y con las vueltas de mis calcetines se hacen torniquetes alrededor de las muñecas, para no olvidar que son esposas, que lo fueron mucho antes de nacer y fueron a consolidarlo sin apenas haberse parado a pensar si querían o no un anillo alrededor del cuello y un símbolo de propiedad en el dedo.

Hoy vuelve a resucitar el teléfono y siempre contesta la misma voz al otro lado, la chica de los lunes, la puta que más barata sale y la que nunca se cansa de sonreír. Soy y no puedo menos que odiarme e intentar besarme a la vez por parecer tan genialmente estúpida. Mi paranoia se vuelve cómplice con una canción que siquiera sé de quien es, lo único que conozco de ella es que pertenece a una banda sonora, que es tan desgarradora que puedes llegar a sentir las notas amarrándose al esófago como pretendiendo quedarse a vivir un par de años, al menos lo que duran los efectos del humo de la chimenea de mi casita de muñecas.

Me gusta comprar libros y acariciar cada página antes de regalarlos. Soy tan gilipollas que los beso y todo, creo que en algún lugar se caerá alguno de estos besos y alguien con necesidad de ellos lo recogerá y se lo guardará en la boca, quizá algún día ese alguien encuentre a otro alguien que también necesite un beso y se lo de, es el único modo de conseguir que no mueran nunca.

Hoy es lunes, he vuelto a ser puta. Hay días en los que me siento bien, pero precisamente hoy no es uno de ellos, quizá es el peor de ellos porque tampoco me siento mal y yo lo único que quiero es sentir algo. Tal vez ya no sirva para eso, quizá deba limitarme a sonreír de vez en cuando o llorar cuando se supone que debo hacerlo. Es posible que me haya caducado, que haya pasado a ser como el resto del mundo que se sienta en el sillón los sábados por la tarde, o se asoma a la ventana viendo a la gente pasar sin mirarse unos a otros, con inexpresividad absoluta en sus rostros, con la indiferencia barnizada en la cara.

Quizá deba cerrar el burdel y lavar las sabanas. A lo mejor debo ponerme un cartel de cerrado en la boca y dejar de sonreír, a lo peor tengo que apuntarme al paro y hacer cola esperando que me den mi dosis de amor y dejar que este mundo se autoabastezca de donde pueda, dejar de pensar en alguien y pensar en nadie o en mí, que para muchas personas viene a ser lo mismo.

No voy, ni vengo, pero al menos hoy es lunes y los lunes siempre soy algo más que alguien para muchas personas, sobre todo para mí.
¡Niñas, al salón!

domingo, 26 de octubre de 2008

Verborrea de un domingo por la tarde

Se puede masticar el odio
hasta hacer una gacha con él,
una pasta imposible de tragar,
difícil de escupir,
que se adhiere al paladar
lo mismo que hacen los recuerdos de un pasado
que solo consigue evadir el alcohol
y no siempre es fácil,
no basta muchas veces con un par de vasos de vino rosado
(las señoritas no podemos beber whisky
o perderíamos el glamour).

A veces hay que dejarse caer en antros
donde se rifan los abrazos
donde los polvos son algo más
que una sacudida entre las piernas
y un par de espaldas sudadas,
donde pensar en el orgasmo es tan solo
pretender ser actriz de una película porno.

Se puede salir victorioso de un domingo por la tarde
a pesar de que el cielo esté nublado
y el teléfono permanezca muerto,
a pesar de que nadie recuerde quién eres
y el mundo tan solo esté aguardando a que sea lunes
para cargar con la rutina al hombro
y volver a llamarte
para contarte que todo sigue igual
y que gracias a dios todavía te sigues llamando como el lunes pasado.

No puedo evitar pelearme con esta vida,
porque dicen las abuelas
que quien se pelea se desea
y yo no ansío más que vivir hasta que se sequen las palabras.

jueves, 23 de octubre de 2008

Agorafobia

Hay un ventanal inmenso que me separa del resto del mundo, a veces me da la sensación de que vivo dentro de una gran burbuja y eso me hace sentir bien. Sé que al resto del mundo le incomoda sentirme fría, distante pero lo que nunca llegarán a comprender es que lo hago para protegerles de mí.

Sé que basta con abrir la puerta salir a la calle y dar unos pasos, son pasos breves, quizá quince o veinte los que me separan del banco del parque. Me apetece salir y leer al aire libre pero puestos a sopesar no me sale rentable abandonar mi ubicación. ¿Para qué hacer lo que hacen el resto de los mortales cuando me puedo quedar dentro de mi mundo? Todos pueden salir, sin embargo ¿quién es capaz de entrar? Mi mente, mi vida, mi mundo es todo un enigma inclusive para mí y antes de salir a pelear con lo que hay fuera creo que sería más sensato encontrar la paz dentro de esta guerra que se libra en mi mente.

A veces me asusta el tiempo que pasará antes de que todo esté en orden, incluso llego a dudar de que esta paz sea alcanzada.La mente es como un laberinto y cada vez que giras a la izquierda o la derecha encuentras un nuevo callejón con nuevos obstáculos, nuevas metas, no pienso dejar mi laberinto sin recorrer para entrar en otros caminos que no me incumben, ni pienso dejar que nadie venga a ordenar lo que tengo desparramado por el suelo.

Ahí sigue el banco, vacío, como esperando que vaya a sentarme en él. Lo más sensato será bajar la persiana.

martes, 21 de octubre de 2008

Sobre un collar de suspiros


Tengo el dedo meñique alzado
para ver si te enganchas en él
y te quedas a vivir tres vidas en la palma de mi mano,
pretendo robarte un pedazo de risa
para hacerme un collar con suspiros
y colgármelo del cuello,
que puedas respirarlo cada vez que me besas,
encuentres en él lo que has perdido por el camino
lo que nadie es capaz de encontrar en los bajos de mis pantalones
ni en las plantas de tus pies.

Tengo el corazón encogido
por miedo a quererte más de lo que abarca
o quizá por no abarcarte más de lo que quieres,
porque medir no es tan sencillo como soñar
y no sé cuantos kilómetros hay
de los cordones de mis zapatos a tus manos
ni cuantos metros me puedes querer
o cuantos milímetros quieres quererme

lunes, 20 de octubre de 2008

Carnaval y circo


¿A cuántas mujeres has recordado desde que me amas,
a cuántas has amado desde que te olvido?
Mientras se me seca la vaselina de las manos
y los versos vuelven a servir de soga
apretada alrededor de mi cuello
desfilan ante mí los fantasmas
en un carnaval de odio y fracaso
no pudiendo menos que sonreír
y brindar por la desdicha que nos acaece.

Todo queda lejos
y lo cercano es tan palpable que produce saciedad,
el inconformismo anida entre mis piernas
se renueva con cada palmada que doy contra el colchón
apareciendo frente a mí un nuevo horizonte.

No duelen las cicatrices de mañana
porque esas puedo esquivarlas
solo las que me hago a mi misma en acto de autolesión
para recordar que sigo viva
que sonreír y llorar forman parte de un mismo circo
y si odias basta con decirlo,
ahora que el cinismo es solo para los mediocres
amar y follar casi siempre van de la mano
como odiar y follar
vengarse y follar
morir y follar.

viernes, 17 de octubre de 2008

El Beso ¿Es tan solo un beso?


Siempre me llamó la atención este cuadro. En un principio pensé que era el colorido, la magia de las mezclas, esa explosión de colores en las ropas. Pero un día me detuve a mirar el contexto del cuadro, la escena en si y comprendí que EL BESO no es solo un beso, no es solo un cuadro. EL BESO es el momento más tierno que jamás se haya inmortalizado en un cuadro, y mira que he visto cuadros de madres amamantando, madres abrazando a sus pequeños, escenas románticas y un largo etcétera, pero nada semejante a este.

Lo que escucho al contemplarlo.(Un cuadro que habla)

Ella arrodillada con cara de desolación, como cansada de vivir o de sufrir, al borde de lo que parece el fin de todo y él, sosteniéndola entre sus brazos, con las manos en su cara, besándola, como diciéndole “estoy aquí, no temas, mientras estemos juntos no habrá nada que te haga daño". Se puede sentir el alivio en esa mano que se aferra al cuello “ahora que estás aquí sé que no voy a volver a caer”.

Acariciando la historia

Klimt (1832-1892), nació y murió en Viena. Klimt fue famoso por el usar oro y representar mujeres desnudas en sus pinturas, utilizaba modelos que pertenecían a la burguesía vienesa, pero también tenía un séquito de mujeres prostitutas o de vida humilde que le servían de musas. Él también debió darse cuenta de que la poesía se puede encontrar en cualquier parte y que lo que para algunos no es bello sino grotesco para otros está lleno de armonía.

Él dijo:

"Estoy convencido de que no soy una persona especialmente interesante. No hay nada especial en mí. Soy pintor, alguien que pinta todos los días de la mañana a la noche. Figuras, paisajes; de vez en cuando, retratos. Las palabras, habladas o escritas, no me salen con facilidad, especialmente cuando tengo que decir algo sobre mí mismo o sobre mi trabajo. (...) Si alguien quiere descubrir algo en mí (...) puede contemplar atentamente mis pinturas y tratar de descubrir a través de ellas lo que soy y lo que quiero".

Yo añado:

Solo alguien capaz de ver la vida con otros ojos puede pintar, dibujar, crear, escribir o componer arrancando suspiros del corazón de quienes lo contemplan y estoy convencida de que Klimt era otro genio-loco.

martes, 14 de octubre de 2008

Cerca Del-fin


No perdemos el tiempo
tal vez en este transcurrir de minutos
días y horas
en este discurrir de pensamientos
estemos violando versos, ganando poemas
compartiendo palabras de esas que sanan si nacen
o se descomponen si se quedan dentro.

Pude sentir tu cálida mano debajo de mi blusa
y me viste desnuda tras el cristal,
casi nadie es capaz de vencer la opacidad
de descubrir que el violeta no es un color de princesa,
que también asoman los grises tras las ojeras
y contigo no necesito maquillarlos.

Gracias es una palabra más
y no pienso utilizarla en mi contra,
los abrazos se nos quedan cortos en esta distancia
y no hay trenes que recorran el mundo en un solo lunes,
se me acaban los días
y me trago la arena de este reloj esperando que el sol se detenga
que se mueran los aniversarios,
los cumpleaños, los días de invierno sin lluvia,
que los amaneceres dejen de saber a sal
y por una vez poder contemplar como muere el día
ahogando al gran astro en el mar del oeste.

Ahora siento que estamos cerca…. Del-fin.

Del amor y sus mentiras


-¿Y dice que ha dejado de creer en el amor?
-Así es doctor, totalmente. El amor no es más que un cuento que se nos cuenta cuando somos niños para que no tengamos miedo a hacernos adultos. Pero obviamente, cuando una crece se da cuenta de que nada de lo que te contaron era cierto, la fábula del amor no es más creíble de lo que lo pudiera ser el ratoncito Pérez o la bruja Piruja. Solo que el amor es un engaño con el cual muchos viven hasta la muerte.
- Es demasiado joven para pensar así, con 27 años quizá no haya llegado a conocer el verdadero amor.
-Créame, no han faltado voluntarios, pero verá, es que las farsas no duran más de dos o tres años a lo sumo. Si usted cree en él, estupendo, allá con su ignorancia, pero permítame que siga con mis ideas, que me ha costado demasiadas lágrimas conseguir verlo todo claro.
-Entonces ¿qué piensa hacer con su vida?
-Bueno, el amor no lo es todo. De todos modos estoy enamorada de muchas cosas, del mar, de los amaneceres violeta, de las nubes, de la lluvia, de las montañas nevadas. Fíjese, eso son cosas que jamás me van a defraudar porque una montaña es incapaz de insultar o de mostrar deslealtad, a su vez, haga lo que haga, ella tampoco va a sentirse ofendida. Puedes llevar cinco veranos escalando la misma montaña que si al verano siguiente te apetece ir al mar ella jamás te lo reprochará.
-¿Me esta hablando de una infidelidad?
-Le estoy hablando de una necesidad.
-Una necesidad que lleva a una infidelidad.
-¿Usted es montaña o mar a caso?
-No, claro que no.
-Por eso he dejado de creer en el amor. Solo entre humanos existe la posibilidad de ser infiel, y no dude usted que si se somete a cualquier ser humano a presión después de habérsele atacado psicológicamente caerá en los brazos de quien sea, o incluso de, como usted dice, enamorarse. Y lo más curioso es que a esa persona no le va a importar cómo sea, realmente le da lo mismo de quién se está enamorando, cualquier persona le es válida para hacer que esa energía siga circulando. ¿No le parece absurdo?
-No, la verdad es que no me parece en absoluto absurdo, está usted dejándome sorprendido con sus explicaciones. Eso no quita que siga creyendo que es demasiado joven para haber perdido la fe.
-No he perdido la fe doctor, creo en Dios, en quien no creo es en el hombre y dudo que su terapia consiga sanarme, de hecho creo que ahora mismo es cuando más sana estoy, ahora que no necesito dar ese amor a nadie que lo destruya, ahora que puedo quererme, que puedo querer a quien yo quiera, y conjugar el verbo querer a mi antojo sin resultarme vomitívamente egoísta. No le pido que me comprenda, es más, dudo que lo consiga, pero gracias por al menos intentarlo.

Se levantó del sillón y se dirigió a la puerta con aires de victoria. Antes de salir y dándole la espalda al psicólogo desabrochó el primer botón de la camisa y comprobó que donde antes había un corazón ahora solo quedaba un hueco inmenso, “Solo los más valientes consiguen librarse de este peso. Se puede vivir sin amor”, se dijo para sus adentros, y se marchó con una sonrisa en los labios.

sábado, 11 de octubre de 2008

Déjame explicarte


Se puede jugar a ser alfarero de nubes
y darles forma con las bocanadas del aire que no abarcan los pulmones,
con esos pequeños suspiros cargados de recuerdos
llenos de futuros pasados, futuros fatuos.

Déjame explicarte que sentirme sola
no es lo mismo que sentirme sin ti
y ahora que sé que no te tengo
paso las noches empapelando las paredes del salón
con las hojas de un libro de Oscar Wilde,
haciendo de mis despistes olvido
y del olvido un imposible,
una tarea más de mi lista de promesas por romper.

Ahora es cuando vuelvo a mirar al vacío
intentando imaginar cómo suenan tus parpadeos
o cómo huelen tus sonrisas,
porque tus abrazos se me han extraviado
salieron corriendo en dirección contraria
una noche , a la una de la madrugada
mientras una farola borracha buscaba en la penumbra el camino a casa,
nadie los vio marchar,
o quizá sí,
y dejamos que se fuesen mientras nos hacíamos los dormidos.

No quiero mentirte,
por eso diré que todavía sonrío,
que mis comisuras se elevan al infinito con aquel pensamiento de mirar juntos el mar
aunque los cabellos estuviesen blancos
y solo atinase a tocar notas discordantes en mi guitarra
con las manos acaecidas de vejez,
y para escuchar mis te quiero tuviese que repetírtelo mil veces
despacito,
mirándote a los ojos.

No se puede llenar el vacío de los brazos
y estoy empachada con tanto beso tragado.

Se puede jugar a ser alfarero de las nubes
y darles forma con esos pequeños suspiros cargados de recuerdos
pero nosotros solo somos carne,
carne y palabras
y estamos endurecidos por el pasado,
por eso, déjame explicarte…

miércoles, 1 de octubre de 2008

Ensayo sobre el inicio de las cosas


No se puede pensar que todos los principios tienen un final o nunca empezaríamos nada. Aun que, es posible que el hecho que nos mueve a dejarnos llevar, muchas veces sea ese mismo, el saber que algún día terminará. Lo cierto es que hay finales para todo, incluso para este sol que nos da calor, algún día todo habrá terminado.
Pero hoy he venido a hablaros de los comienzos, porque todos están llenos de ilusión, ilusión y dolor, como el nacimiento de una nueva vida.
Quisiera haber descubierto algo grande en mis divagaciones, y sin embargo no puedo sorprenderos con nada nuevo, pero quizá sí animar al lector a seguir comenzando nuevas tareas y nuevas experiencias en la vida.
Muchas de las cosas comienzan con una simple sonrisa, un simple “hola”, y no cerrarse a una respuesta. La duda se siembra en la mente y es ella la que se va encargando de desordenar nuestra vida, nuestro modo de pensar y de ver las cosas. Después están las circunstancias, la educación que se nos ha dado, los principios que hemos ido adquiriendo en nuestra vida y haciendo nuestros, nuestros temores y todas esas cosas que hacen que uno tome una decisión u otra a la hora de afrontar cualquier situación.
Desde mi punto de vista creo que vale la pena lanzarse, no importa la empresa, no importa que no se vea el final , que siquiera se vea claro el comienzo, voto en contra de la negatividad, de la estancación de la vida que está en un continuo envejecer.
Pregúntate, si te dijesen en qué fecha vas a morir, ¿enfocarías tu vida del mismo modo que lo haces ahora? Seguramente no. El ser humano es tan estúpido que se limita a sobrevivir olvidándose de vivir y en mucha ocasiones preocupándose en demasía de la vida de los demás, envidiando, jodiendo, alegrándose del mal ajeno esperando que con la desgracia de los demás su propia vida tome un tono más afable. No se dan cuenta de que así solo están desperdiciando la corta estancia que tienen en este mundo, único mundo que van a conocer.
Cada vez que comenzamos algo, una relación, una empresa, un relato, una conversación, una pintura, no importa qué sea eso que hacemos, estamos viviendo un poquito más, estamos dejando en este mundo una pequeña huella que no sabemos el efecto que puede llegar a causar, quizá sea nuestro inicio del “efecto mariposa” que seguro todos conocéis “una mariposa bate las alas en alguna parte del mundo, y en el otro lado se forma un huracán”. La mariposa solo deja de batir sus alas cuando muere, vosotros todavía estáis vivos, lo sé, lo siento, por eso, sigamos batiendo las alas y que el mundo se encargue de los huracanes.