sábado, 31 de enero de 2009

Relativo


Si me muriese ahora
el ultimo suspiro pesaría lo mismo que tu recuerdo,
porque ahora mismo es lo que me oprime,
nada es del todo cierto ni del todo falso
todo se cubre de un gris relativo
que daña a la vista.

Cae la noche
que asesina otro viernes
como si de un sacrificio se tratase,
tintinean campanas sobre la mesa
y dices que me echas de menos
¿Y yo?
Si apenas coordino mis parpadeos,
si desde que me cortaron los dedos
no sé sumar mis pasos,
cómo voy a saber en qué momento,
cuando ayer era hoy,
quise ahorcarme de una de las manijas del reloj
para que nunca fuese mañana.

Pero ya es hoy
y sigues haciendo tocar la campana muda
que anuncia mi muerte,
firmas mi epitafio según TÚ
cuando dices que lo harías todo por mí.

Y así vuelvo a caer en la red
que yo solita me tejí,
y echo de menos a mis arañas vegetarianas
y a la nube que dormía en mi regazo
mientras Bukowski me avisaba
de que ser mujer y poeta a la vez
solo llevaba a la destrucción del alma
y al abuso del cuerpo.
Tomo ejemplo y me bebo mis penas
una tras otra, porque las odio,
como el vodka negro que me remuerde los dientes
y carcome mi conciencia,
pero no vomito
porque es el colmo de la vergüenza,
(de eso tú no entiendes nada),
la bilis se hace lírica pura.

Hoy todo es relativo
menos la certeza de que
cuando toquen las doce morirá otro viernes
y quizá tú también lo hagas,
ese es tu epitafio según YO.

jueves, 29 de enero de 2009

Ladrón


No es buen día,
hoy no,
porque el aire me zarandea y me dobla,
me bate
y hace que se me caigan las pocas ideas que tengo,
después todo sale volando
y a penas este par de piernas me dan para correr,
la voz se la lleva el vendaval
que espera ansioso tras una esquina,
al volverla me da una bofetada
y me recuerda que soy una niña en cuerpo de media mujer
o de mujer sin medias
porque no las soporto,
entonces mis pies piden auxilio dentro de las botas,
tanto tacón para tan poca acera,
tanto correr, desesperada acción
“si aún no sabes donde ir,
siquiera dónde secarte las lágrimas”,
ellas caen sin tocar el suelo
el viento también me las quita,
y me seca las sonrisas
y me roba las nubes.
Hoy no es buen día,
hoy no,
porque yo soy de lluvia
y el aire es un cabrón que te las manda al sur

miércoles, 21 de enero de 2009

El suicidio del buitre


El amor es un buitre carroñero
que nunca se cansa de hurgar en la basura
siempre encuentra restos mortales
con los que se alimenta y engorda,
después alza el vuelo
hasta donde no alcanzan las balas,
no hay modo de matarlo.

Entonces es cuando aparecen las mentiras
que son como un cáncer
y viajan a 250 kilopalabras por minuto,
son sutiles y afiladas,
tanto,
que las puedes tragar sin darte cuenta,
las puedes llevar clavadas en la espalda
y no saber que lo que moja las aceras no es lluvia
sino tu propia sangre que se desparrama
arrastrando la confianza, amén de otras cosas vitales,
echas la mano hacia atrás
y piensas que el destino te escupe,
entonces mojas papeles en ella
y salen poemas,
poemas cargados de rabia,
poemas que pesan horas, días o semanas,
incluso años,
te prometes no volver a pedir auxilio,
crear tu propia trinchera
y dormir con una pistola en cada mano
y si las cosas se ponen difíciles….
pum! directo a la sien,
solo queda eso,
o ser un buitre carroñero

jueves, 15 de enero de 2009

De más


Empiezo a echarte de más
y creo que es peor que echarte de menos
porque tengo que llenarme de recuerdos
y vaciarme de todo lo demás
a ver si así te extraño un poco.

No hay nada más raro
que mirarme por la mañana al espejo
y ver que la sonrisa asoma sin pintarla
que mis ojos brillan sin maquillaje
y que la calle es ahora un mapa virgen
que mis pies ansían pervertir con huellas y golpes de tacón.

He intentado dividirme y restarme
pero no encuentro nada de ti en ninguna de esas porciones,
tal vez te despegaste con la última tormenta,
ahora me queda una duda
¿desde cuándo nos llueve?
Solo sé que tengo los dedos arrugados
y los labios tiritan de frío,
o de miedo,
porque la soledad es tan grande que no la ahoga mi mar,
los domingos son tan largos
como esos instantes de dolor de muelas
en los que morirse es solo una puerta de color rosa
que invita al sueño.

Pero no te echo de menos,
quizá mañana… no sé.

martes, 13 de enero de 2009

Destiempo


8:15 a.m., el sol nace rojo, como queriendo morirse y tiñe el blanco de los edificios que todavía duermen bajo un manto de humedad, los pinta del color de la guerra. Hoy el día promete ser algo más duro que ayer y nadie parece tener ganas de luchar contra el destino, a veces dejarse llevar es más sencillo que pelear en contra de la corriente que dicta la mañana y duele menos, o eso parece, pues los moratones a penas se perciben, el alma es demasiado discreta y sana sus propias heridas con las mentiras que compramos en los mercadillos de sueños. Los viejos dicen que los sueños solo son ilusiones perdidas, los niños se pierden tras los sueños y yo que soy una niña con vejez prematura estoy perdida sin sueños. Al final todo es lo mismo, solo cambia la mirada que gana o pierde brillo según se vaya viendo apuntar el final, el final que no es la muerte, sino querer estar muerto mientras todavía se puede sonreír, aunque cueste, aunque se tenga que hipotecar media vida para poder subsistir la otra media.

10:45 a.m., parece que va a llover, sí, va a llover, y el suelo lo agradece porque esta lleno de pisadas de extraños. El suelo no tiene brazos y no puede rascarse la espalda ni arrancarse los chicles pegados, es algo parecido a la memoria, no hay forma de borrar los pasados ni arrancar los recuerdos y lo peor es que nunca llueve en ese lugar de la mente, solo ocurre en los ojos para intentar vanamente que no almacenemos nada más, nada que pueda sobrecargar y hacer que se quiebre todo.

11:06 a.m., podemos ir arrastrando nuestra existencia por la vida, nacer, crecer, alimentarnos, aparearnos, dormir, envejecer y morir. Para muchos es lo ideal, es su sueño, no para mí. Pienso en el león y me doy cuenta de que no somos tan diferentes a él, existen dos clases de personas, el león de zoológico y el león de la selva, ambos igual de leones pero totalmente diferentes. No sé cuánto puede llegar a vivir un león, ¿cuarenta, cincuenta años? El león del Zoológico suele ser un animal nacido en cautividad, a penas conoce nada del exterior, le sirven la comida en un plato gigante de latón, le ponen agua a diario, tiene sus visitas regulares del veterinario, le ayudan a aparearse llevándole una hembra, es una vida sencilla y plena ¿verdad? Ahora pienso en el león de la selva, nace en África, un continente árido y difícil, con mucha suerte llegará a hacerse adulto ( si no muere antes por una infección o pisoteado por algún elefante durante una estampida), tiene que luchar por vivir, cazar, matar, debe ser fuerte para que su estirpe siga a delante. Realmente no es una vida sencilla, pero... ¿querría ese león la comodidad de un Zoológico? Supongo que tampoco el león que nació en cautiverio se cambiaría por él.

No importa la hora., el mundo no cambia con relojes o sin ellos, el tiempo tampoco se detiene porque le quites las pilas y el segundero deje de hacer tic tac. Nacemos y morimos, no hay más verdad que esa, solo sé que antes de morir quiero haber vivido mi vida.