martes, 25 de marzo de 2008

Pronto

¿Cuántos pasos hay de mi puerta a la tuya? Me refiero a si los contásemos con mis pies.
Quisiera recortarlos con tijeras y entregarte esa noche que te prometí. Llegaría a tu puerta disfrazada de ironía con mi pijama de hojas bajo el brazo. Si prometes abrazarme dejaré que me lo quites y así sentirás mi piel. Quiero que tu calor me arrope y que nunca llegue la primavera.
A veces camino hacia el sur y me digo,” cincuenta pasos menos”, entonces te siento más cerca. Le pregunto al aire si te ha escuchado pronunciar mi nombre, ¿alguna vez lo has hecho? Aunque sea en voz baja. Yo sí te nombro, tres silabas, tres, si las digo despacito suena a poesía. Sé que odias las rimas, a mi tampoco me gustan pero contigo haría una excepción y te escribiría el poemas más rosa que jamás haya existido, tan dulce que los dedos se me quedarían pegados a la pluma y después tendrías que quitarme el azúcar con tu boca.
Dibujaré mi amor sobre tu piel con tinta transparente, con caricias y palabras que asfixien pero no ahoguen, será el crimen perfecto, matarte y morir en tu cuerpo sin dejar más huella que la de saber que existo y la sensación de saber que nos pertenecemos, como montescos y capuletos los dos en contra del mundo saboreando la libertad y la muerte.
Necesito mirar tus manos, saber cómo acaricias, como besas, quiero tener tu boca recorriendo mi cuello y que improvises poemas para mí. Quiero dejar mis huellas en tu orilla y velar por ellas para que la marea no las borre, bañarme en tu mar y que tú te adentres en mi alma. ¿Se pueden abrazar las olas? Las llenaré de abrazos para que ellas te los entreguen cuando me vaya, para que no me olvides, para que nunca pienses que solo fui una invención, una mala jugada del destino que nos unió para separarnos.
Yo también tengo una playa y hay un trocito de arena que no pienso pisar hasta que no vengas, lo tengo guardado para ti, desde allí no se ven más orillas, solo un horizonte que no parece tan lejano y quiero saber qué se siente al contemplarlo contigo.
Odio al tiempo y las cosas que están por llegar, las que conocemos, las que nos torturan. Siento que vivimos una cuenta atrás, que al llegar al cero todo estallará por los aires y por más que extienda mis brazos no podré recuperar nada de ti, me quedarán tus versos tus palabras, temores que mezclaré con los míos para seguir creando nuestra historia, por si un día decides venir o yo no dejo de caminar y llego a tu puerta con mi pijama de otoño.

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