sábado, 9 de agosto de 2008

Lucía (in memoriam)


Se llamaba de mil formas
cada sábado mientras dormía el sol,
esa noche sería Lucía
cero gramos de tristeza,
cincuenta kilos de ironía,
ya nada le hacía daño
las cicatrices eran adornos
que hacía mas exótica su piel.

Lucía,
la del infierno en la boca
y el jabón entre las piernas
ideal para lavarse la boca y expiar los pecados,
bendita nube de tormenta,
mirada de misterio con iris de niña
y pupilas dilatadas sin pudor.

Hacía mucho tiempo que se dio cuenta
que los hombres ya no la acompañaban del brazo,
la seguían hasta el coche
con una mano metida en el bolsillo de atrás
y la intención endurecida .

Te podía mirar desde arriba
o desde abajo
también desde delante
y jamás perder le dignidad
que ganaba con los tragos de vodka;
nunca esperaba la mañana desnuda en una cama,
se vestía y se marchaba
como una cenicienta sin reloj
y el domingo encendía una vela
por la mujer que acababa de matar.

2 comentarios:

mofin dijo...

che, que pasó?...la suicidaste?

Cristal Violeta dijo...

Bueno, tengo el don de poder suicidarla y resucitarla a mi antojo, yo la creé.