lunes, 13 de agosto de 2007

Que facil es ser puta

No sabría decir cuanto tiempo hacía que no salía de casa para divertirse un poco, su vida era desde hacía un par de años una rutina, del trabajo en el supermercado a casa y los fines de semana salía al parque con Diego , su hijo, a quien le encantaba jugar en el foso de la arena.
Era duro mantenerse con un solo sueldo, entre el alquiler, la comida y los gastos lógicos de un niño pequeño a penas le quedaba nada para ella. Su compañera de piso de vez en cuando le regalaba alguna de esas prendas que ella dejaba de ponerse por aburrimiento y dicho sea de paso, le hacia un gran favor. Lo que no sabía era como explicarle que no le habían renovado el contrato en el trabajo y que tal vez durante dos meses no podría pagarle el alquiler, lo poco que tenía ahorrado lo había gastado llevando a Diego al pediatra para que le cuidase desde cerca la bronquitis que acarreaba hacía unas semanas.
Aquella noche Valeria la había convencido para salir a cenar e ir un rato a bailar, lo que necesitaba era despejarse y olvidarse por un tiempo de todos los problemas y responsabilidades que llevaba de lastre, Marta rogó a su compañera de piso que se quedase con Diego aquella noche, a cambio haría la comida todos los días durante la semana siguiente.
A las doce Valeria la esperaba con el motor en marcha. Marta ya había acostado a su hijo y le había dado un beso en la frente de buenas noches, al mirarlo en su cama, tan tranquilo sintió lastima, no había venido en el mejor momento pero no se arrepentía de haberlo tenido, por más que, quien en aquel momento era su pareja, insistiera en que debía abortar se alegraba de no haberlo hecho.
Llegaron a la discoteca pero todavía no había mucha gente, Valeria y Marta se acercaron a la barra y pidieron la consumición. No pasó mucho rato cuando se acercaron un par de chicos que querían bailar con ellas. Valeria aceptó entre sonrisas pero Marta prefirió quedarse en la barra y no es que ese chico no le pareciese interesante, era solo una cuestión ética, por momentos se sentía fuera de lugar y le daban ganas de salir corriendo y volver a casa con su hijo, es allí donde debía estar, dándole la mano y velando por si tenía alguna pesadilla o la llamaba a media noche.
Se salió a la puerta, necesitaba algo de aire fresco. Los chicos que entraban la miraban con cara de deseo, en otro tiempo la hubiesen alagado ese tipo de miradas, pero en esa ocasión la incomodaban, “si supieran que tengo un hijo mirarían hacia otro lado”.
Ya que estaba allí debía aprovechar la noche y debería hacerlo ella sola porque Valeria estaba entretenida comiéndole la boca al chico con el que bailaba desde hacía un rato. Se mezcló con las masas que bailaban sin freno y se dejó llevar por la música, se empezaba a sentir bien, la música siempre había provocado en ella un estado de paz como anestésico del dolor. Se acercó un chico y comenzó a bailar con ella, poco a poco se fueron acercando más, le resultaba un tipo atractivo, pero no tenía ningún interés hacia él, sin embargo él si estaba interesado por ella, muy interesado, bastaba con acercar un poco la tripa a su paquete para darse cuenta de sus intenciones. Se dejó llevar y él no hacía más que besarle el cuello, los labios. De pronto vino a su mente lo del trabajo, Diego, el alquiler y volvió a sentirse mal. Él le propuso ir al coche o a los servicios, cualquier sitio podía ser bueno para terminar lo que habían empezado y saciar esa calentura. Lo acompañó al coche sin pararse a pensar en lo que hacía, le quitó la camisa, se quito la camiseta y como si fuese otra la que hablaba por ella le dijo,

- Que sepas que van a ser 30€ - él pensó que estaba de broma, pero pronto se dio cuenta de que lo decía muy en serio.
-Pues si tengo que pagarte me le tienes que chupar bien o no hay trato.
-No, perdona, son 30 la follada, si te la chupo son 50.
-Pues si que me vas a salir tú cara, venga, empieza cuando quieras.

Salio del coche sintiéndose sucia, pero en media hora había ganado casi lo mismo que una semana entera en el súper. Con eso le compraría unas botitas nuevas a Diego y el resto lo guardaría para comprar comida.
Se despidió de Valeria, ya casi había amanecido.

-¿Lo has pasado bien Marta?
-Si, ¿Qué te parece si la semana que viene volvemos?- dijo mientras se metía la mano en el bolsillo y sonreía.

3 comentarios:

Desconcierto dijo...

Buf,
enganchado hasta el final...qué bien lo has narrado Loida...me metí de lleno

...dura historia...la vida aprieta...

un besazo

Cristal Violeta dijo...

Así es Antonio, y a veces la mejor salida es la mayor trampa.
Un besote gigaaaaaaaaante

Rafael Chavez dijo...

Hola,
Vi tu foto y ese silencio eterno del color.
Tus labios entreabiertos mojados,
mojados por la lluvia que caía lentamente.
Vi la candidez de tu piel.
Piel que jamás había sido tocada,
pero que en el tiempo clamaba vida.
Si.
Hoy vi tu foto clavada en lo eterno.
Para qué la nostalgia, si solo vi tu foto.
De niña y de mujer.
No veo el segundo de la agonía
ni la desesperanza mía.
Es tu foto,
tu figura que como fierro caliente
quema esta piel,
esta alma mía.
Una nota acorde y un recuerdo
de los sentimientos vagan en mi pecho.
Solo vi tu foto y ese silencio eterno del color.
tus labios entreabiertos mojados.
Lo demás ya lo sabes.


Tu amigo.

Rafael Chavez